
El ERE, que se pactó con los sindicatos en junio de 2009, abarca al conjunto de la plantilla en España, unos 12.000 trabajadores, de los que prácticamente la mitad corresponden a Asturias. Su aplicación es independiente por planta e instalación en función de las necesidades y siempre pactada.
Gonzalo Urquijo, miembro de la dirección general de Arcelor-Mittal y máximo responsable ejecutivo de las plantas españolas, ya advirtió el pasado mes de octubre, cuando la compañía presentó sus resultados del tercer trimestre, de que se estaba sopesando ampliar el ERE que expira el próximo 31 de diciembre. Justificó entonces la medida en la caída de la demanda por la débil recuperación económica y la incertidumbre en el mercado. Ya se advirtió entonces de que las perspectivas para el cuarto trimestre de 2010 eran malas. Y así han resultado.
Arcelor-Mittal tiene varios hornos y numerosas instalaciones paradas en el conjunto de Europa, aplicando así la fórmula anunciada por el presidente y máximo accionista de la compañía, Lakshmi Mittal: «Se aprovechan al máximo las plantas de bajo coste y se dejan durmiendo las que los tienen caros».
Urquijo señaló que la elevada eficiencia de las plantas asturianas permitirá que no se convierta en «durmiente». Ayer, un portavoz de la compañía insistió en que «no se prevé en absoluto el cierre de instalaciones». Otra cosa es que de aquí a final de mes, aprovechando la poca carga de trabajo y la vigencia del ERE, se paren progresivamente varias instalaciones para realizar labores de mantenimiento que son habituales en estas fechas.
El directivo español afirmó que «el ERE permite flexibilidad y viene bien a los trabajadores y a la empresa» para afrontar situaciones de escasa demanda de trabajo. En términos parecidos se expresaron desde los sindicatos, aunque mantienen sus cautelas a la espera de conocer los datos que se les presenten.
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